La toxicología forense en Honduras nace al interior del Departamento Médico Legal, de la Corte Suprema de Justicia y a partir de 1994 queda bajo la dependencia jerárquica del Ministerio Publico, dentro de la estructura del Departamento de Laboratorios Criminalísticos y de Ciencias Forenses. Originalmente, el laboratorio realizaba las pruebas más básicas y clásicas de la medicina legal, detectando la presencia del alcohol y cuantificando el mismo por métodos redoximétricos como alcoholes totales; además de pruebas de detección de plaguicidas organofosforados, organoclorados y bipiridilos por ensayos de color. Se aplicaban inmunoensayos para la detección de drogas y técnicas tales como la cromatografía en capa fina rápida (TOXILAB®) para la detección de un amplio menú de sustancias, con capacidades de detección modestas. Este nivel de desarrollo es concomitante con la evolución de la toxicología forense en la región centroamericana y por ello en sus inicios destacó una importante colaboración entre países, mediante la asistencia técnica por parte de los más experimentados y la transferencia tecnológica, concretamente de métodos de ensayos. La asesoría y la formación provista por otros países impulsaron la toxicología forense como se ejerce actualmente. Posteriormente, las circunstancias particulares del país fueron haciendo un camino propio.
Hoy en día el Laboratorio Químico Toxicológico (LQT) de la DMF es la entidad gubernamental que rige la Toxicología Forense en Honduras, desarrollando tanto la Toxicología Post mortem como la conductual y, de forma adicional, la Toxicología en el lugar de trabajo. Como particularidad, el alcance del LQT incluye además: la química forense, realizando pruebas de detección de restos de deflagración en manos, pelos y ropas, conocidas como residuos de disparo y residuos de pólvora, acelerantes de la combustión en escombros de incendio y, eventualmente, diversas pruebas sobre muestras ambientales. Una de las principales actividades del LQT es el análisis de sustancias controladas, identificando drogas ilícitas, fármacos utilizados como drogas de abuso, medicamentos fraudulentos, precursores y productos químicos utilizados para la síntesis y procesamiento de drogas ilícitas, significando una importante demanda de trabajo para esta sección pericial.
El Laboratorio Químico Toxicológico realiza sus operaciones a nivel nacional desde la sede central en Tegucigalpa, la sede regional en San Pedro Sula y un laboratorio básico en La Ceiba; la capacidad instalada entre sedes es muy dispar y en el caso de las regionales no es correspondiente con la demanda y la casuística criminal propia de su zona de actuación, considerando que el crimen del tráfico de drogas y la violencia es más notoria en la Costa Atlántica, de nuestro país.
En 2014, el LQT respondió al 16 % de la demanda de servicios periciales de la Dirección General de Medicina Forense. Esto la constituyó como la segunda especialidad de mayor demanda, después de la Clínica Forense.
Se evidencian avances tecnológicos en la Toxicología Forense de Honduras; no obstante, existen retos por superar. circunstancias tales como la aparición de nuevas
sustancias psicoactivas, las intoxicaciones laborales, los delitos ambientales y otros eventos donde es imprescindible un minucioso estudio químico toxicológico obligan a un mayor desarrollo metodológico y nuevas competencias; por otra parte, el toxicólogo forense hoy en día no sólo detecta y cuantifica lo que se le pide, también investiga, interpreta y procesa información, colaborando con la inteligencia forense, la toxico epidemiología y la toxico vigilancia; es decir, no sólo produce datos sino que genera información y gestiona conocimiento para el análisis criminal, la salud pública y la ciencia toxicológica. Se hace entonces necesario que jóvenes peritos fortalezcan sus competencias y es conveniente que algunos sigan estudios formales de postgrado y se formen como Toxicólogos Forenses con toda propiedad. Por otra parte, la tecnología analítica, cada vez más automatizada, con la que cuenta el Laboratorio Químico Toxicológico nos lleva a mayores capacidades de detección, esto es una oportunidad de presentar evidencias antes impensables, como la detección de trazas de drogas, la identificación de sustancias imprevistas que se encuentran como adulterantes o contaminantes en alimentos, drogas ilícitas y medicamentos fraudulentos, que provocan o suman o potencian la toxicidad de tales productos; asimismo, se dispone de mayores ventanas de detección objetivando consumos de sustancias ilícitas de meses atrás, siendo esto posible por medio del análisis toxicológico en pelos y otras matrices distintas a la orina; así, en la medida que la especialización académica y la competencia técnica del perito toxicólogo avance de la mano con estas capacidades, estos y otros servicios forenses se irán concretando.
BIBLIOGRAFIA
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